La mirada específica y las particularidades del lenguaje en los relatos de Hebe Uhart
Considero que los relatos de Hebe Uhart están construidos a partir de una mirada específica, del personaje que vive los hechos, y de las particularidades del lenguaje de ese personaje. Analizaré, a continuación, la inadecuación y experiencia del turista en Stephan en Buenos Aires, y como se muestra esto en otros cuentos de la autora, en ¿Cómo vuelvo? y Bernardina. Para ello también haré mención de Las clases de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva, y de El narrador, de Walter Benjamín.
Una mirada propia de los personajes
Hebe Uhart se ubica, para narrar, en la mirada de su personaje protagonista. No es solo la elección de un narrador personaje, sino que es una forma de constituirlo a través de su mirada particular. Son personajes que sufren una inadecuación y experiencia extrañada con respecto al lugar en el que se encuentran y lo que les ocurre.
Stephan en Buenos Aires, Bernardina y ¿Cómo vuelvo?, narran las historias desde la perspectiva particular de los protagonistas. Esta no es una mirada generalizada, sino que por el contrario, por medio de esa mirada particular se trasluce la identidad del personaje. Y desde allí se compone el lugar en el que transcurre la historia.
En Stephan en Buenos Aires, la ciudad y su gente son extraños ante la mirada del protagonista. Lo que él tenía en mente sobre Buenos Aires difiere de lo que encuentra al viajar. Hay una búsqueda de lo típico, representado en el tango. El personaje viaja a esta ciudad para bailar tango, y descubre que ese baile típico no es el centro de la vida de los porteños. El paisaje y el comportamiento de la gente le resultan incomprensibles, su formación cultural respecto de los valores no le permite comprender una cultura tan opuesta. Esta mirada de incomprensión de Stephan genera en el lector porteño un extrañamiento sobre lo propio cotidiano. Aparece la paradoja de que lo que este extranjero ve en la ciudad, es lo que los porteños no podemos ver por ya estar naturalizado. Por tanto, esta mirada ajena propia del personaje, sobre la cual se construye el relato, produce una mirada diferente en el lector porteño sobre el lugar en el que vive. Es decir, constituye al personaje, al relato y, a la vez, al lector.
En Bernardina, la protagonista migra desde el campo hacia la ciudad y, aunque se va adaptando, asimilando, no lo hace del todo, prefiere una casa apartada del centro.
Tiene una mirada particular sobre su hermana, hay un extrañamiento en esa relación entre ambas, que le llega al lector por la incomprensión de Bernardina sobre las elecciones de su hermana. Sobre las mujeres para las cuales trabaja se traslucen las elecciones de la protagonista y su crecimiento, pasa de una relación de dependencia unidireccional a una dependencia mutua similar a la amistad. Desde esa mirada nos muestra el contexto y su pensamiento, se constituye a sí misma y a los otros personajes. Esta mirada de Bernardina muestra un personaje ingenuo, que permite al lector ver varios planos de los hechos y los personajes.
En ¿Cómo vuelvo?, la mirada de la protagonista está cargada de inocencia e incomprensión, no es una mujer cualquiera contando una infidelidad. A partir de esa mirada hay un intento por comprender el mundo para alguien que vivió siempre reprimida. La pregunta de cómo vuelve a su pueblo, que cierra el texto, es la comprensión del personaje de que algo cambió y que el futuro es una incógnita, que tiene opción de modificar su vida. Es la mirada de ella de las consecuencias de los hechos ocurridos.
En el capítulo nueve, “construcción de personajes”, de Las clases de Hebe Uhart, se plantea la importancia de ponernos en el lugar del personaje para comprenderlo y mostrarlo. Hebe Uhart plantea que para escribir hay que observar los silencios del personaje, a dónde está puesta su mirada, ir a lo más profundo de los personajes. Y si se relata un lugar, cómo le llega ese lugar al personaje. Es lo que hace en sus textos.
En El narrador, Benjamín plantea a la narración como la comunicabilidad de la experiencia, como la transmisión de un consejo que es la sabiduría de la vida. Que no es posible escindir al narrador de la narración, y que la manera de narrar es lo que aporta matices de un mismo color. Todo esto es lo que vemos en los textos de Hebe Uhart.
La construcción de los relatos mediante el lenguaje de los personajes
El uso que hace Hebe Uhart del lenguaje no es solo como complemento o mero retrato de una forma de habla, sino que constituye la identidad de los personajes. A su vez, este tipo de habla particular de cada personaje es uno de los elementos que le dan cuerpo a sus relatos.
Stephan en Buenos Aires, Bernardina y ¿Cómo vuelvo?, presentan personajes que no pertenecen al lugar geográfico en el que se encuentran. Rápidamente distinguimos que no pertenecen, por el modo en que hablan del lugar y el contraste con el modo de habla de los personajes locales.
En Stephan en Buenos Aires, se puede señalar el juego que se da entre lo literal y lo figurado, la falla en la comunicación debido a la concepción diferente que tienen Stephan y Mariela del lenguaje, donde una misma palabra o frase connota significados diferentes. Se produce en la historia un choque cultural basado en las diferencias de lenguaje. El texto juega con los lugares comunes, las frases hechas, las muletillas y los estereotipos. Es un claro ejemplo de que no se trata solo de imitar un modo de habla para complementar la descripción del personaje sino que es por esa concepción de la lengua que se manifiesta la identidad, es por el modo en que piensa, y se piensa desde el lenguaje. El personaje de Stephan es un turista que no logra comprender determinadas cuestiones porque no hay una adecuación del lenguaje. Estas incomprensiones suscitan, a su vez, el extrañamiento.
La frase “háblame en castellano”, muy usada por los porteños al pedir explicaciones de algo que no comprendemos por el léxico o idioma en que se nos dice, es un poco lo que ocurre en este relato. Lo que le ocurre a Stephan y genera comicidad para el lector.
En Bernardina, el lenguaje arma una cosmovisión, se nos presenta el mundo y los hechos desde ese modo particular de nombrar, que utiliza la lógica del idioma guaraní aplicado al español. Asimismo, el registro de oralidad presente en el relato genera una mirada particular algo extrañada. Y una experiencia particular de lectura, donde se percibe mucha cercanía con lo narrado a pesar de las diferencias que pueda haber entre el lector y el contexto que se narra en la historia.
En ¿Cómo vuelvo?, el extrañamiento pasa por poner en palabras. Y encontrar las palabras para saber dónde se está posicionado y cómo continuar desde allí, que es lo que le pasa al personaje. Cuenta porque necesita explicarse a sí misma los hechos, elaborarlo con su propia concepción del mundo a partir de su propio léxico.
En el capítulo cinco, “cómo habla la gente”, de Las clases de Hebe Uhart, se plantea el hecho de que las particularidades del habla, del lenguaje, generan un contexto y una identidad de los personajes. Cuestión que he marcado recientemente en los párrafos anteriores. Hebe Uhart dice que los personajes se muestran a través de lo que dicen, que para escribir es necesario apropiarse de la lengua del personaje de forma particular y no en abstracto. Nuevamente es lo que vemos en sus textos.
En El narrador, Benjamín habla de que la narración nace de una tradición oral con el fin de una transmisión en comunidad. Plantea que la narración sumerge en la vida del comunicante, y que la huella del narrador queda adherida a la narración. Esto se ve en el uso que hace Hebe Uhart del lenguaje de los personajes en sus textos.
Mirada y lenguaje como aspectos indivisibles
Como hemos mencionado en los apartados anteriores, la mirada de los personajes, con sus características especificas, y las particularidades del lenguaje de estos, son los dos elementos centrales que constituyen los relatos de Hebe Uhart. Lo que me queda por mencionar es lo indivisibles que resultan estos dos elementos en los textos de esta autora. El punto base está en que son elementos que constituyen y reflejan la identidad, tanto la mirada como el lenguaje de los personajes son lo que los constituyen en individuos particulares. Estos dos aspectos se interrelacionan y constituyen entre sí. Como seres sociales, el lenguaje atraviesa al ser humano desde su nacimiento y a partir de ese lenguaje genera una mirada particular sobre su mundo. Esto es lo que se refleja a la perfección en los relatos de Hebe Uhart, ya se trate de ficciones o crónicas. Ella ha sabido detectar esto y mostrarlo en sus textos.
Bibliografía literaria:
-Hebe Uhart, “Stephan en Buenos Aires”, en Turistas, Argentina, ed. Adriana Hidalgo, 2008.
-Hebe Uhart, “Bernardina”, en Turistas, Argentina, ed. Adriana Hidalgo, 2008.
-Hebe Uhart, “¿Cómo vuelvo?”, en Historia de mujeres infieles, Argentina, ed. Emecé, 2008.
Bibliografía teórica:
-Liliana Villanueva, Las clases de Hebe Uhart, Argentina, ed. Blatt & Ríos, 2015.
-Walter Benjamín, “El narrador”, en Para una crítica de la violencia y otros ensayos, Madrid, ed. Taurus, 1982.
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