La decadencia y el arrepentimiento
“Tío Vania”, de Anton Chéjov, es una obra de teatro moderna publicada en 1899, que quiebra la idea de la tragedia clásica que va hacia la catástrofe, sino que se presenta con una forma tragicómica, donde no se resuelve el drama, es lo que se denomina un drama moderno.
La obra lleva por subtítulo “Escenas de la vida aldeana en cuatro actos”, que es un primer indicio de la ironía que se despliega en la totalidad del texto, a lo que se le suma el humor negro. Hay una estructura básica marcada por la tensión, que va subiendo hasta el acto tres que se presenta como el clímax, a lo que se le suma el acto cuatro donde disminuye la tensión, mostrando cómo quedan las relaciones entre los personajes después del desastre, el cual consiste en un intento de asesinato, dejando abierto el final a la posibilidad del suicidio.
El contexto está marcado por un modelo patriarcal de la aristocracia rusa en declive. Los personajes están atrapados entre un futuro utópico y un pasado que pesa, ya tomaron sus decisiones y sacrificaron sus vidas, haciendo presente la decadencia. Se puede apreciar la búsqueda de un relato que capture y trabaje con la cuestión política mediante la metáfora.
El trabajo con la extra escena, con los sonidos que se escuchan de hechos que no son visibles, juega un papel que contribuye a la situación dramática.
El drama se establece en el arrepentimiento (del pasado, de las decisiones ya tomadas) y se queda ahí. Se establece un contrapunto entre los personajes; una de las mujeres trabaja mientras que la otra no hace nada. Por un lado, se muestra al trabajo como el sentido, pero, por el otro, aparece como el sin sentido, como lo meramente rutinario.
Peter Sandi, en su texto “Teoría del drama moderno”, plantea que en Chéjov los monólogos están disfrazados de réplicas, que presenta monólogos puros donde los personajes hablan con ellos mismos, produciendo momentos de introspección.
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