Borges clasifica la obra de Rubén Darío como textos que están construidos alrededor de la musicalidad de los poemas y que esto es así en detraimiento del contenido.
Anota sobre él: “Las imágenes evocadas por Rubén Darío son ahora triviales o deleznables; la música no ha perdido su magia. Hemos sido injustos con él. Darío renovó la métrica, las metáforas y lo que es harto más importante, la sensibilidad”. (“Darío”, 1967)
A mi parecer, esta es una visión sesgada y poco profunda del trabajo de este poeta.
En el poema “Ama tu ritmo…”, Rubén Darío hace una declaración de su ideología sobre la poesía y la función del poeta. Es la música, el ritmo y la rima, lo que va a permitir la creación y llevando a quien escribe bajo esta ley, a mundos diversos y hacia lo divino. Plantea, entonces, que la musicalidad es un medio para alcanzar la esencia mismo de la poesía. Esto es totalmente opuesto a lo que plantea Borges, quien ve a la musicalidad de Rubén Darío como un fin en sí mismo y no como un medio, lo cual podemos deducir del poema mencionado.
De las dos últimas estrofas del poema citado, es posible deducir una referencia al proceso mismo de construcción de un poema mediante el ritmo y la rima, como al ir engarzando estos elementos es posible llegar a una verdad que se vuelca en el poema mismo. La musicalidad permite asomar la belleza y esencia verdadera de la poesía.
En este poema de Rubén Darío aparece como tema el explicitar el trabajo del poeta, siendo un poema que habla sobre sí mismo, pero a su vez puede pensarse como un planteamiento de la esencia del hombre, declarando capaz de crear canciones y mundos. Plantea la potencialidad de crear del ser humano. Por tanto, en este sentido, también sería opuesto a la concepción de Borges, ya que el poema está trabajando un contenido que va más allá de la forma y de la poesía misma, sino que indaga en el ser del hombre.
La rima semántica que presenta la primera estrofa muestra claramente esta idea de que la musicalidad permite abrir sentidos y mostrar una verdad: acciones-canciones, versos-universos. En este caso la capacidad de creación humana.
La elección léxica también acompaña esta idea temática. En el octavo verso aparece la palabra “pitagoriza”, la cual es un neologismo. El poema habla sobre la creación y a la vez lo realiza. El ritmo que pertenece a uno mismo, pero que es reflejo del universo, es lo que permite este surgir. El conocimiento de las leyes del ritmo propio es lo que permite la creación. Se plantea un ritmo individual que está en consonancia con un ritmo de un orden mayor.
Una vez más en oposición a lo que plantea Borges, el ritmo y la rima, la musicalidad, no es solo algo bello estéticamente y sonoro, sino que tiene una profundidad mucho mayor. La ideología de Rubén Darío es que esa musicalidad permite la apertura a la creación porque conecta con lo más íntimo del poeta, a la vez que está en unidad con el universo.
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