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Foto del escritorJesica Sabrina Canto

RESEÑAS DE LÁPIZ Y PAPEL: Análisis de la novela “Las desventuras del joven Werther”, de J. W. Goethe



Por JESICA SABRINA CANTO


Las desventuras del joven Werther”, de J. W. Goethe (1774), narra una odisea sentimental que conjuga novela de amor y novela social. Muestra la tragedia amorosa de un amor desdichado y la tragedia de la autonomía del yo y del sujeto en medio de una configuración político social regida por la aristocracia.

Estructuralmente está dividida en dos partes y narrada mediante cartas que el protagonista escribe a un amigo, en las que se incluyen hechos, reflexiones y diálogos.


El autor reformula la matriz de la novela epistolar, mediante la sucesión de monólogos e incorporación de un narrador poco confiable. Hace repensar el género carta, como comunicación diferida en tiempo y espacio, que tiene como rasgo esencial la adecuación estratégica al destinatario, pivotea entre el intercambio dialógico con el otro y la autosuficiencia de la escritura.


El amor se basa sobre la ausencia para hacerse palabra, la felicidad no se cuenta sino que se vive, solo el deseo puede decirse. A través de las cartas el personaje no solo configura al otro (destinatario) sino que se configura a sí mismo. Representa el arquetipo del amante desdichado, haciéndose presente el monstruo del sentimentalismo, que se debate entre la queja y la soberanía.


La obra posee un epígrafe que funciona como marco normativo. La voz del editor confiere al texto un carácter de informe y de hechos reales, por lo que la novela coquetea entre lo real y ficcional. Funciona, como en las cartas medievales, pidiendo a los lectores que nos apenemos con la historia del personaje.


En la primera carta, fechada el 4 de abril de 1771, que da inicio a la novela, el personaje escribe “que feliz soy de no estar ahí, mi buen amigo, como es el corazón del hombre”, marcando la primera huida que abre el texto. Se produce a lo largo de la obra un ida y vuelta entre los devaneos amorosos y los devaneos espaciales, haciendo una indagación sobre cómo es el corazón del hombre. Se trata de una relación epistolar que se funda en la ausencia presentando dos paradojas afectivas, estar/no estar y felicidad/infelicidad, que adoptan la forma de la queja.


El uso novedoso del dispositivo carta en esta obra está en que no se intenta establecer un dialogo entre los amantes, sino que resulta como un monólogo interrumpido de los devaneos de Werther. Se trata de la puesta en escena de una subjetividad sin contrapunto escrito. Se despliega un procedimiento narrativo que configura la voz del personaje, su queja, compuesto por una exclamación, una explicación y un encadenamiento de interrogantes, siendo estos tres elementos los que configuran el motor narrativo de cada carta.


La novela también presenta una concepción particular sobre el arte por medio de lo que le acontece al personaje. No puede pintar porque es feliz, la dicha se opone al arte, se siente pintor pero no puede hacerlo, hay una paradoja respecto al artista, una percepción aguda que carece de posibilidad de expresión. Se trata de un personaje híper sensible y poco activo, que no puede formalizar una obra. Aparece el contrapunto entre imagen sublime y lenguaje insuficiente, que el texto intenta contrarrestar.


Se aprecia además el rol de la naturaleza, como actante de la función narrativa, concibiéndose como lo sublime, y por tanto se vuelve inefable, igual el arte deja un registro de ello. “La naturaleza tiene una riqueza sin fin y solo ella forma al gran artista”. Se concibe a la pasión amorosa como catástrofe natural. “Todas las reglas destruyen el verdadero sentimiento de la naturaleza y la auténtica expresión (…) Ocurre como con el amor”. Aparece el idealismo de la naturaleza, las clases bajas, la infancia, y la mujer amada, en la búsqueda de cómo es el corazón humano.


“Las desventuras del joven Werther” presenta a un héroe que despliega su emoción en contra del orden social. Se trata de un pequeño burgués, sin trabajo, un artista sin obra, siendo un amante sin amada posible, que se deja llevar por su sentimentalidad. Es un héroe que invita a la identificación y que se identifica él mismo con cada uno de los personajes secundarios que están en la misma posición subalterna en una relación amorosa: el amante enloquecido, el campesino asesino de su rival, la mujer seducida y suicida. El personaje construye la narración de su interioridad a partir de relatos ajenos, del consumo cultural de la época. Se identifica con los héroes de su biblioteca: Homero, Biblia, Castlo, Ocean, Galote. Se trata de un relato del desplazamiento del texto épico de Homero al texto romántico seudocéltico del bardo Ocean.


Hay en la novela cuatro escenas claves en las que se puede ver la constitución del discurso amoroso: La primera es la del baile (carta del 16 de junio), donde el personaje queda subyugado por la imagen de Lote, como naturaleza a contemplar, como objeto pasional de las características de la naturaleza romántica. Despierta una pasión amorosa conjugada con la pasión por los libros, la discusión de gustos literarios festejada. La segunda es la expulsión del salón aristocrático (carta del 21 de agosto), donde se produce la inversión de la aceptación plasmada en la escena del baile, el rechazo. La tercera es la lectura de la obra del poeta Ocean (carta del 21 de diciembre), que se produce luego de que el personaje haya manifestado el deseo de morir/sacrificarse por ese amor. Con la lectura del poeta junto a su amada el héroe trágico se transforma en héroe sentimental, se produce un pasaje de la epopeya épica al lamento subjetivo. La lectura en voz alta de esos textos da lugar a la eclosión sentimental, al desequilibrio final de todas las emociones, de las regulaciones sociales, de los condicionamientos de la razón, “la emoción de ambos era espantosa”. Tras la lectura vienen los llantos y los besos, ella le dice que no van a volver a verse, siendo la primera vez que se muestra sin mediación la palabra y el sentir de Lote cuyas contradicciones están a la vista, que permite repensar la figura de Lote que las cartas construyeron hasta el momento.


La lectura de los textos de Ocean funciona como textualización de la relación sexual de los amantes y tiene efectos trágicos, vuelve a interponerse la normativa social, el cerrar la puerta con llave de ella es equivalente al “me ama” que pronuncia él, el arco narrativo de la pasión amorosa a concluido y no queda más que coronarlo con la puesta en escena del suicidio. Finalmente, la cuarta escena clave es la del suicidio. La odisea de Werther llega a su fin tras una larga agonía que el texto no nos ahorra, al contrario cuenta en detalle. El suicidio implica para el protagonista la afirmación de su individualidad, voluntad y pasión. Aparece como un gesto final de su amor–pasión / amor–loco, un gesto grandilocuente, total, que marca la renuncia imposible al ideal pasional y que realiza un sacrificio de que si ante la imposibilidad amorosa en cuanto un amor que ya dio todo de sí, Werther quiere tener la última palabra.


Las implicancias morales, religiosas y políticas de la novela hicieron de ella un texto polémico en su época. Fue rechazado por los órdenes más conservadores, pero aceptado sin mediación por la juventud, que lee sin distancia crítica y se identifica con los personajes. Se produjo el movimiento cultural de “Wertherismo”, en referencia a una recepción del texto que va más allá de la literatura, conjugando la lógica del bestseller con la expresión exacerbada de los sentimientos que interpelaba a una juventud que encuentra un modelo de expresión en este autor.


Por otro lado, Georg Lukacs, en su texto “Los sufrimientos del joven Werther”, en el libro “Goethe y su época” (1968), plantea que esta novela es más que una tragedia amorosa. Hace una lectura socio–política observando que la profundidad y multilaridad de los planteamientos del personaje narrador se basan en que ve la contraposición entre la personalidad y sociedad burguesa. Werther desarrolla un rol de disruptor social, haciendo visibles las contradicciones entre la pasión humana y la legalidad social.


Lukacs refiere a la representación que hace la novela de Goethe sobre la revolución burguesa, planteando sus problemas básicos y sus problemas humanistas del despliegue libre y unilateral de la personalidad. Aparece la contraposición personalidad y sociedad burguesa respecto a los semifeudales y a sí misma. Se plasma en la obra la vida cotidiana de su época, comprendida con la profundidad de las fuerzas motoras y de las contradicciones básicas que rebosa el análisis de las circunstancias de Alemania.


No se limita a mostrar las inhibiciones sociales inmediatas del desarrollo de la personalidad, sino que desarrolla una sátira amarga para criticar el orden social feudal, donde cada estamento es un obstáculo del despliegue de la personalidad. La división capitalista del trabajo, que posibilita el despliegue de la personalidad, la somete también fragmentándola. Se representa la dialéctica real de la evolución burguesa contemplando los destinos. El personaje de un hombre concreto muy diferenciado e íntimo, hay una manifestación de los problemas de modo complicado penetrando en lo ideológico. El problema central esta puesto en el despliegue unitario y omnicomprensivo de la personalidad. Se representa una rebelión contra las reglas de la ética (leyes), que constituyen un obstáculo para el despliegue de la personalidad.


La novela está marcada con la contradictoria interacción entre la pasión humana y la evolución social, la cual establece limitaciones. Aparece la idea del carácter rebelde y revolucionario en la reivindicación del derecho moral del suicidio. Se manifiesta una “contraposición de la nueva cultura humana a la deformación, la esterilidad, la grosería de los “estamentos elevados” y a la vida muerta, rígida, mezquinamente egoísta de la pequeña burguesía localista”. Werther es representante de la vida popular y las obras (pinturas, lecturas) también lo son. “Solo en el pueblo pueden encontrarse la captación de la enérgica de la vida y la elaboración viva de sus problemas”.


Aparecen los ideales populares revolucionarios, el ideal de un hombre libre y omnilateral desarrollado, y la unificación artística de las grandes tendencias realistas del S. XVIII. Hay una continuación de la línea artística Richardson. Toma su temática de Rousseau, la representación de la intimidad, afectivamente cargada, de la vida cotidiana burguesa, para mostrar al hombre nuevo en contraposición a la sociedad feudal.


La novela de amor, la tragedia, aparece como expresión poéticamente sublimada de las tendencias vitales populares y anti-feudales. Lo que provoca la catástrofe final es que Lote corresponde al amor de Werther y se da cuenta de ello por la explosión pasional de él. Ella es una mujer burguesa, que se aferra instintivamente a su matrimonio y retrocede asustada ante su propia pasión. Se pone de manifiesto la contradicción interna del matrimonio burgués, que está basado en el amor individual, pero su existencia económica–social lo contradice. “La felicidad malograda, la actividad impedida, los deseos insatisfechos no son crímenes de una época determinada, sino debilidades de cada hombre”, dice Goethe.


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