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RESEÑAS DE LÁPIZ Y PAPEL: Análisis de la novela “La trompetilla acústica”, de Leonora Carrington


Leonora Carrington es una autora vinculada con el movimiento del surrealismo, que escribió la novela “La trompetilla acústica” en la década de 1960, pero que fue publicada posteriormente en 1974. Esta obra fue creada en el momento más poroso del surrealismo vinculado con la internacionalización. Se inserta en una tradición vinculada a la literatura británica fantástica, al absurdo y la literatura bizarra, además de abrevar en la tradición gótica. Resulta pertinente considerar una cita de su primera novela en el análisis de ésta, la cual dice: “Sensación de palabras que se mueven con las épocas”.


En esta obra las características surrealistas se presentan inicialmente en una escala moderada y se van incrementando como yuxtaposiciones que fuerzan una crisis de la lógica, con la aparición de una mezcla de sistemas de sentidos diferentes. El libro trabaja con la idea de recuperación de historias borradas, desplazadas o marginalizadas. La historia se basa en tres momentos que son el destierro de la protagonista, luego su cuasi-encarcelamiento y finalmente, la rebelión. La escritura, en tanto medio de comunicación (mediante cartas) funciona como un arma que tiene el personaje. Se superponen la catástrofe natural, la ciencia como instrumento y la presencia de la mitología. Aparece la referencia a las triadas de la cultura celta con el caldero que es a su vez creación, sacrificio y resurrección.


El libro narra la historia de una mujer, madre y abuela, defraudada y traicionada por su hijo que la exilia a la fuerza en un asilo. Se infantiliza a la mujer anciana y madura, quitándole su autonomía. Aparece la pulsión por la recuperación de la infancia desde la perspectiva de las ancianas, la idea de producir un personaje anciano para acceder a ese momento, tener un acceso a esa verdad no fruto de un trabajo de sustracción de los controles racionales del discurso sino, por el contrario, un trabajo de recuperación narrativa de tradiciones orales. Hay presente algo del orden del anonimato que esta dado en la escritura automática (según la idea del surrealismo de matar al autor, al criterio racional que organiza un discurso). Se produce una anulación, la supresión de la figura del control autoral, pero por la vía de un acceso a los relatos orales y míticos que no tienen autor.


La estructura de la novela consiste en la presencia de dos relatos, uno contenido dentro del otro, el principal y uno secundario, este segundo presentado mediante su registro documental al que la protagonista accede. Se trata de la forma del relato enmarcado, con dos relatos que al principio parecen solo yuxtapuestos, pero que luego van a estar unidos por el desenlace, aunque ya previamente mostraban elementos comunes, que hacían sentir la relación a muchos temas dentro del relato (como ser la comunicación no verbal del personaje con el cuadro mediante la atracción).


La autora juega en la novela con procesos de transformación de objetos, elementos que son utilizados para cosas diferentes de lo que parecían servir. Algunos de los objetos relevantes en la historia son: el caldero, relacionada al uso de las brujas; el grial, como recipiente que guarda la esencia y el origen de la vida; el planisferios, como instrumento que debería guiar hacia el norte, que acompaña al movimiento de la Tierra y permite leer que este movimiento parece catastrófico pero que en definitiva no lo es.


La trompetilla acústica es el objeto central de la obra, cuestión que se ve reflejada en el título. Este elemento constituye un regalo de una mujer a otra, se puede considerar como que tiene poderes, ya que permite escuchar secretos pertinentes para el destino y condición futura del personaje, que pueden prestar un margen de autodeterminación o consciencia respecto de los factores que impactan a su vida (de la protagonista). Este objeto se convierte en transformador de silencio a una voz amplificada.


La máquina de registro surrealista (de la escritura automática, como agente pasivo, que se limita a ser el soporte que emerge del inconsciente) se convierte en un dispositivo auditivo. Se trata de escuchar, la trompetilla acústica capta aquello que no deberíamos o estaba previsto que escucháramos. Aparece la postulación de la idea del secreto, el rumor, la confidencia, como el origen de los relatos, de su recuperación. Los retos que aparecen son parte de una lógica de captura y captación.


El libro comienza con la idea despectiva del personaje de América pero que al final se constituye en el lugar donde logra constituir su propia utopía. El lugar de la mujer aparece como lugares oscuros. El personaje de la monja se va a convertir en una arqueóloga, en una hereje religiosa y sexual. Se incluye la cuestión de la figura transgénico y de las figuras andróginas. Se puede apreciar la pulsión por volver a los imaginarios de las pequeñas sociedades secretas, generándose enfrentamientos en término de propósitos entre las mujeres que van a retroceder a la mitología medieval (celta y cristiana). La cuestión omnipresente de la alimentación, de la comida y la ingesta, aparecen como una cuestión de poder (le esconden la comida, la institución permite o restringe, la huelga de hambre que dispara la rebelión dentro del instituto para ancianos).


Se presenta la idea de un proceso de resurrección y regeneración de las ancianas (personajes) que se produce al volver a otros saberes antiguos y recuperar el recipiente (grial) que otorga la fuerza vital. Aparece también la referencia al mito de los lobos y a la historia del arca de Noe de la Biblia. Es visible la actitud de la obra de recuperar la validez de algunas narrativas míticas y de echar dudas sobre otras demasiado consagradas. Hacia al final se reformula y reposiciona a la Diosa Mare en su lugar central para el mejoramiento de la sociedad, presentando un planteo de futuro utópico.


Aparece el horizonte de liberación, pero no traccionado por una imaginación vinculada a la praxis política o programática, sino a una inscripción de esta comunidad de mujeres en el imaginario de la catástrofe. La regeneración y utopía va a ser posible en un proceso de destrucción, que está dado por el imaginario catastrófico que domina la narración, con las figuras del terremoto y la glaciación. La transformación ecológica va a derivar en un proceso de transformación social, marcada por la capacidad de dos relatos míticos de dar sentido a esa regeneración, mediante la yuxtaposición, el montaje y la intersección de los relatos míticos de diversos orígenes (bíblicos, clásicos, celtas). La catástrofe natural se convierte en una condición de posibilidad de transformación y nacimiento de un tiempo nuevo, que solo se puede dar en las condiciones de un nuevo mundo (y no del viejo mundo). Podemos ver que todos los elementos del relato convergen hacia el nuevo mundo (americano).


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