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"Hoja de Niggle" - J.R.R Tolkien / Revista "Siete Artes" / 20-10-2018



Casi todo el mundo conoce “El señor de los anillos” y “El Hobbit”, pero pocos conocen el resto de los escritos de este autor. El texto del que vengo a hablar es un cuento de 28 páginas, del que algunas personas dicen es un reflejo de cómo Tolkien se veía a sí mismo en relación a su obra. Publicado originalmente en el diario Dublin Review en 1945.


El cuento trata de un artista que trabaja incansablemente en una pintura, un árbol repleto de hojas que nunca acaba de plasmar ya que dos cosas se lo impiden: una es su bondad ante el pedido de ayuda de sus vecinos y otras interrupciones ordinarias de la vida, la otra cuestión en que el pintor es tan detallista y su mente tan prolifera que cada pincelada lo lleva a tener que efectuar otras tantas en la búsqueda de, no tanto la perfección, sino como la expresión completa de su ser. Hacia el final (sin spoilers) vemos que eso tan resistido llega y resulta ser liberador.

Compartiré un fragmento ubicado en las primeras páginas:

Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces. Llegaron extraños pájaros que se posaron en sus ramitas y hubo que atenderlos.


Creo que es de esas historias para leer y releer. Con la que todos podemos identificarnos de una manera u otra, que según en la etapa de nuestra vida que la leamos pasa a cobrar diferentes significados. Todo artista siente en algún momento, ante su obra, sea el formato que sea, lo mismo que siente Niggle en este cuento.


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