Entrevistando escritores: Luis Alberto Ambroggio. Por JESICA SABRINA CANTO / 26-05-2021
- Jesica Sabrina Canto
- 26 may 2021
- 9 Min. de lectura

Luis Alberto Ambroggio es un escritor nacido en Córdoba-Argentina, que actualmente reside en Estados Unidos. Ha publicado, desde 1987, veintiséis libros: un libro de cuentos, cuatro de ensayos y veintiún poemarios. Ha participado en más de cuarenta antologías nacionales e internacionales en español e inglés, tanto impresas como virtuales. Se han publicado dos libros (escritos por diferentes autores) al respecto de su obra literaria. Además, ha obtenido diversos premios y reconocimientos, y ha sido miembro de una gran cantidad de entidades literarias.
-La literatura en la vida de un escritor: Empecé a leer desde pequeño. Me gustaban las novelas de Julio Verne, Emilio Salgari y también poesías clásicas como “La Odisea” y “La Ilíada”, “El Martín Fierro”. A los doce años mi madre, profesora en la Universidad Nacional de Córdoba, observando mi proclividad por el género poético, me regaló una antología de César Vallejo. Recuerdo haber ganado algunos concursos de poesía en la secundaria. Mi género preferido es la poesía, aunque cultivo y tengo ya publicados algunos libros de ensayos.
-Formarse para ser escritor: Estudié Filosofía y Letras en Argentina, obteniendo un doctorado en Filosofía. En EE.UU. completé los estudios doctorales en Ciencias Sociales, todo lo cual tiene una presencia vital en la literatura. De hecho, dentro de esas carreras, siempre me interesaron las materias relacionadas con la literatura, especialmente las clásicas (griega y latina), la hispana y la de Francia y sus vibraciones socio-políticas. Fuera del ámbito universitario, he participado en numerosos Congresos, Encuentros de Poesía y Literatura, he impartido seminarios de escritura poética en Estados Unidos y Centro América. Siempre sostengo que la lectura es mi musa y, posiblemente, mi formación literaria.
-Significado personal de la escritura: Siento que escribir para mí es como respirar. Algo imprescindible en mi existencia. Respirar latidos, suspiros, ilusiones, inhalación y exhalación de palabras. Lo expreso en uno de mis poemas en prosa, “El testigo se desnuda” (copiado debajo del artículo).
-El proceso creativo y de escritura: Es plasmar en la blancura de una hoja los sentimientos del yo, en la búsqueda, descubrimiento, preguntas, ilusiones en la existencia, siempre de la mano del yo, de ese ser que soy y el otro (el yo del tú de Martin Buber). Es el yo en búsqueda continua del tú y de su propia definición, que siente la magia de la poesía y pretende escribir así, de la mano de poemas de amigos. Con la sinceridad potente de Darío, documenta las memorias, experiencias e inquietudes para cultivar la rebeldía sin repetir equivocaciones en el camino; el poema es cada uno en el otro, con la definición que supone cada poema en sí dentro de su artesanía. Los ensayos navegan en ese rico mar de las escrituras, textos de los otros; los cuentos, comparten escuetamente la ficción de personajes, hechos, referentes imaginarios de la realidad. A mí me atrajo, por lo general, el género poético por múltiples razones: En primer lugar, en este tiempo de múltiples opciones, cuando el mundo se ha expandido hasta la infinitud macrocósmica y microcósmica, en donde las especies naturales de flores, por ejemplo, se siguen multiplicando con mutaciones genéticas y espléndidas imitaciones plásticas, por qué preocuparse por la poesía. La Poesía, dentro de los géneros literarios, es el más frágil, el que menos se vende, el que, a pesar de su apariencia inofensiva y fácil, resulta el más caprichoso e incomprendido. Otro aspecto es que a primera vista pareciera simple. En los momentos extáticos del vivir hasta los complejos más torpes, las mentes más incrédulas, los huesos más secos, los hombres más acérrimos, se enloquecen, se ablandan, se inspiran y, de algún modo, saborean melodías y regalan versos. En el primer orgasmo de un amor, frente al nacimiento de un hijo, en el último esfuerzo (“the last stand”), cuando toda la adrenalina se posesiona de nuestro ser, para enfrentar con sentido definitorio la batalla, la defensa de un objetivo, la conquista heroica de la muerte, brota la poesía. Ninguno de los otros géneros literarios brota tan espontáneamente en esos momentos. En tercer lugar, la poesía, sintética y pura, palpable y ulterior, compleja y vulnerable, engendrada como explosión y como niño, como ocurrencia y profecía, como datum y como dictum, como piel y como sentimiento, tiene la feliz característica de inundar, de pasar como corriente, como luz, como manantial de imágenes juguetonas y verdades bellas, a través de quien posee la dicha de sentirla y expresarla (el poeta) y de hablar muchas lenguas y de muchas maneras a quien la recibe, quien a su vez tiene la dicha de amoldarla a su propia piel y sentimiento. Además, el hecho de que, en la brevedad económica de un verso, con la riqueza del lenguaje y sus connotaciones, se atrapa lo que fue (pasado, la memoria), lo que es (presente, la experiencia) y lo que debe ser (futuro, el deseo). En esta época de gratificaciones instantáneas, de poderosos “microchips”, de impulsos cibernéticos, la poesía -con su síntesis profunda, tierna y compleja- florece porque, a pesar de los ataques de piedra, nuestra especie persiste con la capacidad de enternecerse, de palpitar con la sangre que anima al cosmos y de seguir preocupándose por el corazón del universo, sus vegetales, sus animales, sus cosas, incluso de las más trágicas, y para ello hay un solo lenguaje: el poema. La poesía que conjura palabras, siempre inadecuadas para crear un sueño, otro mundo, la ilusión de una existencia diferente, más allá de la superficie, de la experiencia, de la crítica, del relato, de la ficción misma, nos hace transcender, nos transporta a la realidad que nos permite sobrevivir. En fin, inspira mi creatividad literaria la magia de la visión poética que difiere de las otras visiones (como la política, la económica), por ver la humanidad con los ojos del corazón y que los textos provengan y sean la palabra en el tiempo de Juan Mairena, “mientras responda el labio suspirando…”, como lo insinúa Bécquer. Repito en esta respuesta lo que escribí hace años en una de las páginas de mi libro de ensayo “El arte de escribir poemas”: “apuntes para no llevar necesariamente el apunte”.
-Al respecto de sus libros: Pienso que lo mejor será compartir algo de lo que otros han escrito sobre mi obra. Gerardo Piña Rosales, director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, establece que “En la obra poética de Luis Alberto Ambroggio oímos a veces la voz doliente de César Vallejo, la voz sibilina de Jorge Luis Borges, la voz atormentada de Luis Cernuda, la voz amante de Pedro Salinas, la voz viril de José Hierro, la voz asordinada de Rilke, la voz ventrílocua de Fernando Pessoa.” En relación al poemario “Difficult Beauty” Premio Pulitzer Oscar Hijuelos escribió: “Su voz es sabia y filosófica. Posee una cadencia inimitable, un buen sentido fuera de lo común y una profundidad latente, porque hay fuego en el azul de Ambroggio, un erotismo telúrico en su registro lírico”. Antonio Requeni, el reconocido escritor argentino, hablando del poemario “La Arqueología del Viento”, dijo “Luis Alberto Ambroggio es un poeta con visión y lenguaje contemporáneos que ha hundido los ojos, las manos, las palabras, en la entraña misma de la vida. Los suyos son versos rigurosos y exactos (donde hay rigor y exactitud no cabe la mediocridad); versos que implican una percepción aguda del presente momento histórico… Un poeta con todas las letras. Y con letras mayúsculas.” El poeta laureado estadounidense Robert Pinsky, refiriéndose al estilo y ejes discursivos de “Homenaje al camino”, escribió “Para mí la calidad esencial de la poesía de Luis Alberto Ambroggio es su inmediatez: imágenes vivas que se sienten sin mediación, aunque sabemos que son, desde lo más profundo, productos de arte. Se trata aquí de una mente filosófica que insiste siempre sobre la inmensa primacía del encuentro, lo empírico. Por un lado, la compresión de las imágenes de Ambroggio no es algebraica, ni por otro, mística. La energía poética genera más de un código de equivalentes, y es más perceptible que un frenesí que se toma a dogma de fe. Es como si el poeta pensase en imágenes, en vez de construirlas. En la antigua concepción de la metáfora, es una sensación súbita de reconocimiento.” La reconocida escritora María Rosa Lojo, del Conicet, en su reseña del poemario “Todos somos Whitman” dice: “Asombroso, uno de esos desafíos que quizá solo se animan a enfrentar o un poeta muy joven, inexperto y audaz, o bien, como es Ambroggio, un poeta decantado y maduro, en plena posesión de su voz y sus recursos expresivos, después de haber vivido todo lo que Rilke aconsejaba vivir en sus Cartas a un joven poeta.”
-Datos de contacto del autor: Web: http://www.luisalbertoambroggio.com
Mail: ambroggioluisalberto@gmail.com Wikipedia: Luis Alberto Ambroggio
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